Actualidad – Servicio Penitenciario
Fuente: www.diariojudicial.com
La Justicia de Menores de La Plata hizo lugar a un hábeas corpus correctivo presentado por el Comité Contra la Tortura Bonaerense y dispuso la clausura de dos pabellones de un instituto de menores de esa ciudad por el agravamiento de las condiciones de detención. El juez Fabián Cacivio comprobó en las dos visitas oculares que realizó, que entre otras falencias había superpoblación y hacinamiento. El lugar “resulta una verdadera jaula humana”, sintetizó el magistrado.
A través de un fallo que consideró una “verdadera jaula humana” al Centro de Recepción de menores de La Plata, la Justicia del fuero de esa ciudad clausuró dos pabellones del instituto debido al agravamiento de las condiciones de detención de los jóvenes.
La resolución pertenece al juez platense Fabián Cacivio, titular del Tribunal de Menores Nº 2, quien hizo lugar a un hábeas corpus correctivo presentado por el Comité contra la Tortura de la Comisión Provincial por la Memoria. Allí denunciaron la grave situación por la que atravesaban los menores alojados en ese centro ubicado en la calle 63 entre 2 y 3 de la capital bonaerense.
Cacivio, tras dos visitas oculares al lugar, pudo comprobar varias falencias en las condiciones de alojamiento de las menores, que fueron consideradas “inhumanas” entre otras cosas, se observó superpoblación (la capacidad es para 35 jóvenes y había 52), escasez de camas y colchones, de mesas, falta de seguridad contra incendios, precaria instalación eléctrica. Agregó que “durante la noche, o cuando los guardias no los escuchan, deben orinar en botellas plásticas” por la deficiente estructura sanitaria. “El sector Circuito, resulta una verdadera jaula humana, de condiciones inhumanas, donde los detenidos permanecen encerrados mas de veintitrés (23) horas de cada día, con poca ventilación –ventana tapiada- y una de las celdas iluminada a pleno con un reflector directo”, expresó el juez en el fallo.
Otro punto cuestionado por el magistrado fue el de las visitas que reciben los jóvenes. Observó que las mismas son de muy corta duración, no disponen de un lugar ni comodidad adecuados para realizarla, y además, hizo principal énfasis en que para poder ingresar, los familiares deben someterse a una revisión ocular que incluye, ante un policía del mismo sexo que el examinado, colocarse en cuclillas y toser, previo despojarse de toda la ropa. “Es un sistema de seguridad que a más de resultar humillante resulta desproporcionado a la vista de los escasos resultados de hallazgos positivos según la dificultad en encontrar un supuesto”, sostuvo Cacivio.
Mientras que consideró que “tampoco tiene asidero la medida de controlar, a través de un guardia asistente de minoridad sentado al lado, los dichos de los detenidos cuando hablan por teléfono, escasamente una vez por semana”.
En otro orden de cosas, el magistrado no dejó de valorar que “la debida educación escolar obligatoria es harto insuficiente” y que los talleres para aprender un oficio útil son escasos y discontinuos, en tanto que “la enseñanza media directamente no existe para el sistema”.
Cacivio asimiló el caso de autos, caratulado “Comité Contra la Tortura S/ Hábeas Corpus”, con el caso “Verbitsky”: “Los sectores Circuito y Celeste cierto es que no son formalmente una dependencia de comisaría, pero a este magistrado le resulta difícil distinguirlos de los sórdidos calabozos policiales que motivaron el celo enunciado en “Verbitsky” por las Cortes Federal y Provincial”, se lee en el fallo.
Finalmente, el juez expresó que “el cúmulo de falencias no pueden soslayarse o justificarse alegando la consabida insuficiencia de presupuesto, como manifiestan las autoridades del área respectiva” y ordenó el traslado de los alojados en los sectores clausurados a otros donde se les garanticen sus derechos, además de obligar a las autoridades a sanear las omisiones señaladas.
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La Justicia de Menores de La Plata hizo lugar a un hábeas corpus correctivo presentado por el Comité Contra la Tortura Bonaerense y dispuso la clausura de dos pabellones de un instituto de menores de esa ciudad por el agravamiento de las condiciones de detención. El juez Fabián Cacivio comprobó en las dos visitas oculares que realizó, que entre otras falencias había superpoblación y hacinamiento. El lugar “resulta una verdadera jaula humana”, sintetizó el magistrado.
A través de un fallo que consideró una “verdadera jaula humana” al Centro de Recepción de menores de La Plata, la Justicia del fuero de esa ciudad clausuró dos pabellones del instituto debido al agravamiento de las condiciones de detención de los jóvenes.
La resolución pertenece al juez platense Fabián Cacivio, titular del Tribunal de Menores Nº 2, quien hizo lugar a un hábeas corpus correctivo presentado por el Comité contra la Tortura de la Comisión Provincial por la Memoria. Allí denunciaron la grave situación por la que atravesaban los menores alojados en ese centro ubicado en la calle 63 entre 2 y 3 de la capital bonaerense.
Cacivio, tras dos visitas oculares al lugar, pudo comprobar varias falencias en las condiciones de alojamiento de las menores, que fueron consideradas “inhumanas” entre otras cosas, se observó superpoblación (la capacidad es para 35 jóvenes y había 52), escasez de camas y colchones, de mesas, falta de seguridad contra incendios, precaria instalación eléctrica. Agregó que “durante la noche, o cuando los guardias no los escuchan, deben orinar en botellas plásticas” por la deficiente estructura sanitaria. “El sector Circuito, resulta una verdadera jaula humana, de condiciones inhumanas, donde los detenidos permanecen encerrados mas de veintitrés (23) horas de cada día, con poca ventilación –ventana tapiada- y una de las celdas iluminada a pleno con un reflector directo”, expresó el juez en el fallo.
Otro punto cuestionado por el magistrado fue el de las visitas que reciben los jóvenes. Observó que las mismas son de muy corta duración, no disponen de un lugar ni comodidad adecuados para realizarla, y además, hizo principal énfasis en que para poder ingresar, los familiares deben someterse a una revisión ocular que incluye, ante un policía del mismo sexo que el examinado, colocarse en cuclillas y toser, previo despojarse de toda la ropa. “Es un sistema de seguridad que a más de resultar humillante resulta desproporcionado a la vista de los escasos resultados de hallazgos positivos según la dificultad en encontrar un supuesto”, sostuvo Cacivio.
Mientras que consideró que “tampoco tiene asidero la medida de controlar, a través de un guardia asistente de minoridad sentado al lado, los dichos de los detenidos cuando hablan por teléfono, escasamente una vez por semana”.
En otro orden de cosas, el magistrado no dejó de valorar que “la debida educación escolar obligatoria es harto insuficiente” y que los talleres para aprender un oficio útil son escasos y discontinuos, en tanto que “la enseñanza media directamente no existe para el sistema”.
Cacivio asimiló el caso de autos, caratulado “Comité Contra la Tortura S/ Hábeas Corpus”, con el caso “Verbitsky”: “Los sectores Circuito y Celeste cierto es que no son formalmente una dependencia de comisaría, pero a este magistrado le resulta difícil distinguirlos de los sórdidos calabozos policiales que motivaron el celo enunciado en “Verbitsky” por las Cortes Federal y Provincial”, se lee en el fallo.
Finalmente, el juez expresó que “el cúmulo de falencias no pueden soslayarse o justificarse alegando la consabida insuficiencia de presupuesto, como manifiestan las autoridades del área respectiva” y ordenó el traslado de los alojados en los sectores clausurados a otros donde se les garanticen sus derechos, además de obligar a las autoridades a sanear las omisiones señaladas.
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