lunes, 5 de enero de 2009

TIERRA DE NADIE - Por el Dr. Ricardo Fraga

.
REFLEXIONES - DOCTRINA
.
Fuente: Diario el Cóndor de Morón

Autor: Dr. Ricardo Fraga

TIERRA DE NADIE


Una sociedad donde nadie (o muy pocos) cumplen con las reglas. Un país anómico, paradójicamente saturado de leyes: tal es nuestro país.

Aquí se fuma agresivamente en los lugares públicos, a sabiendas de que está prohibido.

Las normas de tránsito (cuando se las conoce, lo que no siempre ocurre) son olímpicamente ignoradas. Estamos en el primer puesto a nivel mundial en materia de accidentes fatales y parecería que esto, en vez de abochornarnos, nos enorgullece.

En el trato con los demás somos despreciativos, altaneros y prepotentes. Y no se trata de un ingénito machismo ya que, según dolorosa experiencia, tales actitudes agresivas dominan también a las mujeres (cuando éstas no superan en groserías a los mismos varones).

Tenemos mala fama en todo el planeta y vayamos adonde vayamos se nos reconoce por nuestra (tal vez innata) chabacanería, capaces como somos de hablar y de opinar sobre todo sin haber estudiado jamás seriamente un asunto.

La tan afamada “viveza criolla” es un invento de estos lares que, sin embargo, tiene muy poco de genuinamente nativa y mucho de mezcolanza gringa, gestada al calor de un compadrazgo orillero, con mucho de escuela laica (aunque fueren confesionales ya que, en general, éstas también han sido más deístas que teófilas) y bastante de bachiller enciclopédico, devenido después en “polimodal” de indigestas fotocopias y ahora en batiburrillo de ¡sabe Dios! que insensatos y seudos experimentos pedagógicos.

El argentino insolente y maleducado que estornuda en los conciertos, vocifera en los museos, interrumpe en clase, aplaude en misa y acude a las audiencias en bermudas, no es otra cosa que el producto final de un “progresismo” doctrinal mal entendido en el cual se han conjugado como perfecta síntesis el tilingo y el guarango, el petimetre y pazguato, el jacobino de 1811 y el cacerolero de 2001.

Recuperamos las instituciones republicanas por la generosa merced de su graciosa Majestad británica y, en vez de afianzarlas por medio de un ejercicio austero, sistemático y eficiente, las hemos depositado ahora ante el idolátrico y demagógico altar de un connubio presidencial, donde quien luce no dirige y quien manda no encaja en el esquema teórico de una constitución aclamada pero no acatada.

El “piquete” es una institución nacional (que violentamente interrumpe incluso nuestras rutas internacionales) y el envalentonamiento con los débiles una característica del sistema.

La oposición se sumerge en un “contrato moral” que no siempre “supimos acatar” y las obscenidades televisivas constituyen una muestra cabal y recurrente de una nación que, grandilocuentemente, alguna vez osó decir que a sus plantas yacía un león.

Nuestro idiotizado narcisismo nos lleva también a proclamar sin rubores que el mundo entero gira a nuestro alrededor (“¡al gran pueblo argentino salud!”) y que, en definitiva, las reglas son para los demás (los zonzos) ya que premiamos los goles hechos con la mano y nos burlamos de la disciplina, el esfuerzo y la sensatez de quienes, quizás, sean la tan mentada “mayoría silenciosa” pero que, cuando alguno de sus integrantes intenta levemente levantar su voz, es aplastado por el argentino brutal que describe esta nota y que (nos guste o no) da el tono diferenciador a la vida social.

Tierra de nadie donde el “más piola” gobierna y “el que no afana es un gil”.

RICARDO FRAGA

No hay comentarios.: